miércoles, 21 de marzo de 2007

Todo es un momento, una duración de tiempo indeterminada…


No todo es como a veces pensamos; intentamos construir un mundo en el que damos cabida a demasiada gente y a demasiadas cosas materiales, lo llenamos de tal manera que a veces, casi sin darnos cuenta nos hemos quedado fuera y atados a estas circunstancias que nosotros mismos creamos.
De repente, como en un terremoto, estas cosas y estas personas nos empiezan a exigir, y ahora somos nosotros los que estamos a sus pies, en un universo que nos queda demasiado grande y en el que no encajamos.
No es fácil darse cuenta, no todo es nuevo, no todo es extraño, pero todo nos exige, ¿es así la vida?, muy distinta a la que aprendimos de pequeños.
No sé si pasa con frecuencia o es solamente el razonamiento ilógico de buscar una salida. ¿A quien no le ha ocurrido?, observas a alguien, un desconocido, y empiezas a imaginar como es su vida, tal vez sea feliz o tal vez no; en este momento casi me atrevo a afirmar (y esta palabra es demasiado fuerte para mí) que la felicidad no existe, nos encontramos con ella y la disfrutamos pero nos abandona, empañada por otros sentimientos que podemos escuchar o no, pero están ahí.
No pretendo tener razón, ni siquiera mantenerla durante mucho tiempo; todo es efímero, y a veces de una prolongación casi inexistente, en este momento estoy pensando que todo depende de cómo se mire, puede que sea así, y que no todo sea tan momentáneo; o tal vez los momentáneos somos nosotros mismos.

10 comentarios:

elbuenaviador dijo...

Pues yo creo que la felicidad, con toda justicia, es como la infelicidad. Va y viene, tiene un recorrido pendular en la vida. Es una de cal y otra de arena.
Lo malo de la primera (el hecho de que la felicidad sea finita) es lo bueno de la segunda (la mayoría de las tristezas también tienen fecha de caducidad, dejan huella, pero acaban por tomar su sitio y dejarnos vivir con ello a cuestas).

...y es que no es tan claro el día, ni la noche tan oscura.
Por eso debemos callar y entender
que esta Alejandría que es la vida tiene dos polos que nosotros enfrentamos. A veces a los momentos de felicidad le sonríen los de la pena. Así pasan los años, una de cal, otra de arena.
Lo importante es la actitud, lo que cuenta es el carisma para vivir.

Besos desde el aire.

Palabrasalbapor dijo...

Cuando se es feliz no se piensa en ello, simplemente se vive. Sin embargo, la infelicidad si la piensas, la sientes mucho más. Pero yo también creo, como el buenaviador, que todo va y viene. Hay momentos duros, la vida está llena de ellos, pero también de buenos momentos, buena gente... aprovechémoslos.

Muchos besos desde el agua.

El antifaz dijo...

Dice Celia Cruz que la vida es un carnaval. Un teatro en el que la música, la amistad, un paisaje, un gesto, unos versos, un recuerdo, un libro, o vete tú a saber qué, te sacan de las profundidades de un momento oscuro, pintando del color que más te gusta, un momento más feliz de lo que esperábamos. No pasa nada porque la montaña rusa descienda muy rapidamente, porque sabes que después subirá, y probablemente el ascenso te cogerá por sorpresa, dando así un sabor dulce al más amargo, al más intenso de los cafés. Os deseo suerte, amor y emociones fuertes.

Anónimo dijo...

Magnífica entrada!! dá mucho que pensar y estoy totalmente de acuerdo con alba. Un saludo

Anónimo dijo...

El futuro no lo conozco, ni falta que me hace. Tengo el presente que se va realimentando de ti a cada momento:

Mi vieja rebeldía no es válida en estos tiempos ligeros
De embusteros sentimientos, de batallas sin ideal.

Te ofrezco una hipoteca a cincuenta años,
Sin intereses que pagar, ni papeles que firmar.
Y un pisito en la luna, con vistas al mar de tu sexto sentido.
El techo pintado del color que todavía no inventamos.
Un dormitorio amplio, como quinientas campiñas.
Veinte cuadros en las paredes de la primavera.
Y una ventana tan fría que ni tus versos la cierran.

¡Qué pena que mi vieja rebeldía no sea válida
en estos tiempos ligeros que lanzan oscuras profecías
para los guerreros con ideales!

Lava la ropa que usaste para hacerte esas preguntas.
La respuesta es tan limpia que no ha ocurrido todavía.

Calle Quimera dijo...

La felicidad y la tristeza son aves migratorias, ninguna de ellas se detiene para siempre en nuestras vidas.

Saludos.

Anónimo dijo...

La felicidad es una ráfaga, justo en el momento que somos conscientes de ella, ya empieza a pasar...la infelicidad es más constante...es el camino de aprendizaje para eliminar toda la basura de dentro y fuera de nosotros...hasta llegar a la ráfaga...así una vez tras otra.

Besos

Anónimo dijo...

La felicidad es una ráfaga, justo en el momento que somos conscientes de ella, ya empieza a pasar...la infelicidad es más constante...es el camino de aprendizaje para eliminar toda la basura de dentro y fuera de nosotros...hasta llegar a la ráfaga...así una vez tras otra.

Besos

Beisa dijo...

Me encantaron tus dos escritos Danna, sigue adelante y gracias por tu comentario en nuestro blog. saludos de Mar profundo.

Anónimo dijo...

Gracias mar profundo & cielo inmenso.
Llevo varios días intentando responderos, mil perdones, no encontré ni las palabras ni el momento…
No es que ahora las tenga, pero no quería no decir nada…. Gracias.

Besos de azul infinito.