domingo, 25 de febrero de 2007

¿Quienes son Danna y Darío?

Darío es la mitad de Danna. En otro tiempo, allá por el caprichoso año 521 antes de cristo, fue príncipe de Persia y faraón de Egipto. Sus conquistas le fueron acostumbrando el carácter a la guerra. Darío es la locura, la sinrazón, el impulso, la lucha. Hace tan sólo 70 años fue un guerrero – más joven que su propio fusil – por obligación sanguínea más que por convicción o por príncipe batallador. Darío es la prisa por vivir, la lucha contra el tiempo, que se nos presenta así de implacable, y ya desde el saludo, ensaya la despedida. Darío significa activo; es por eso que mueve la conciencia de Danna. Tan lejos está el amor de la guerra, que cada Darío que vivió, sufrió la distancia entre ambos. Así que cada nueva encarnación de Darío le fue transformando poco a poco hasta cambiar las flechas por palabras. Darío escupe palabras de hierro, son sus armas, que pesan demasiado en la preciosa Danna, y que ningún mortal puede soportar.
Danna es la mitad de Darío. Es la musa de 521 versos de amor. La protagonista de una historia sin acabar. Diosa fue de la literatura en la cultura celta, y aprendió la magia que comparte con Darío leyendo los libros del mismo Merlín. Danna es la diosa del espejo roto. Al contrario que Darío, es la eterna pregunta; y a través de ella va caminando, a veces sola, a veces reflejada en la sonrisa de Darío. Danna significa nutrición o religión; es el alimento de Darío, la única en el altar del guerrero. Danna es la que cogió el horizonte con la mano y se lo entregó a Darío; es el tono de azul perfecto que viste la vida perfecta, la que parece imposible. Es la calma, el análisis, la lucha contra sí misma. Escondida es: para su miedo, tortuga es. Es la enfermera que curó las heridas del joven guerrero; todas menos la que ella abrió, y que hoy, desde otra vida, desde otros cuerpos, sigue abierta.
Quien sabe si este blog nos puede ayudar a saber si estamos hablando de la última encarnación de Darío y Danna. Si la política, la sociedad, la cultura – o su maldita ausencia – de este momento, son una conjunción astral a favor del amor o de la apariencia cariñosa, más esclava del dinero que de ningún corazón. Si se podrán hundir por fin, y para siempre, en el mar, cuando la marea de la felicidad les desate las manos. Si es cierto que el círculo se cierra, o sin embargo, los infinitos puntos que lo componen lo dejarán siempre abierto; al menos hasta que el destino cruce las miradas de otra Danna y otro Darío. Si es cierto que la locura y la pregunta son compatibles, complementarias, y pueden aprender a bailar juntas un tango. Si el príncipe guerrero de inagotables palabras, descubrirá – sin necesidad de conquistas – a la diosa, la musa y el ángel en la misma Danna. Si podrán volar los dos con sólo un par de alas, con un par de sábanas. Si es verdad que un beso es una canción sin letra ni música; la más bonita de las canciones.